Manual para comportarse con el familiar de un enfermo grave


Es común que en situaciones delicadas, donde sentimos preocupación y angustia por el sufrimiento de otro, nos comportemos torpemente. He aquí unos cuántos consejos elaborados por personas que han sobrevivido a esta experiencia sin asesinar a nadie.




1)   No espere que su amigo/a le informe periódicamente sobre la situación del familiar enfermo, ni mucho menos se lo exija. ES A USTED a quien le corresponde buscarlo y preguntar las veces que sean necesarias. En situaciones de gravedad una vez al día es tolerable, y cada tres días o una vez a la semana en procesos estables.

2)   Existen personas a quienes no les gusta que les pregunten, se aíslan por la preocupación y el dolor y eso hace mucho más complicado que den partes médicos de la situación de su familiar. En esos casos difíciles hable con su amigo/a y dígale “Quiero estar pendiente y si es posible acompañarte en este trance ¿cómo quisieras que lo haga? ¿Qué te molestaría menos?”.

3)   ¿Recuerda esa canción que decía “If you don´t know me by now, you will never never never know me”? Aplica perfectamente para estos casos. Si usted no tiene la menor idea de cómo actuar con su amigo/a, es que tal vez no sea tan cercano. Queda relevado de la tarea.

4)   Suponiendo que sí lo sea: hágase presente. No espere a que su amigo/a lo llame. Vaya a la casa/clínica u hospital y tenga afilado el sentido común, si nota que estorba, se retira. Haga visitas cortas y frecuentes, lo más probable es que sirva para distraer a su amigo/a, hacerlo sentir acompañado o incluso ayudarlo a resolver alguna gestión de última hora.

5)   Las visitas a los hospitales no son encuentros sociales, no lo agende con su amigo/a como si se tratara de un plan: “entonces el sábado a las 5, que no tenemos nada que hacer,  iremos con todo el grupo a verte”.

6)   Tome la iniciativa. Los familiares de un enfermo suelen estar muy preocupados por lo trascendental. Si usted les pregunta “¿qué necesitas? ¿qué quieres comer?” En el 90% de los casos su amigo/a le dirá: “no sé”.  Lleve cualquier cosa.

7)   Si usted no es médico, no obligue a su amigo/a a explicar procedimientos, síntomas o a profundizar en detalles científicos que, de todas maneras, usted no va a comprender.

8)   Ojo con los acomedidos. Aconseje siempre de acuerdo al tipo de tratamiento que haya elegido la familia de su amigo. Si están optando por la medicina tradicional no insista en el brebaje del padre franciscano o en algún remedio shamánico. Si su amigo tiene dificultades económicas ese hospital famoso de USA no es una opción.

9)   No juzgue a su amigo/a con base en las normas sociales habituales. No exija que recuerde fechas, que asista a fiestas, que devuelva llamadas.  Tenga paciencia.

10)  Esté disponible. Es probable que un día su amigo/a harto de todo, necesite un trago, una buena comida, un cine, desaparecer unas horas. Facilíteselo.

11)  Estas frases están prohibidas: “Dios sabe por qué hace las cosas” / “Las cosas pasan por algo” /“Sería mejor que Dios ya se lo lleve” / “Yo siempre dije que era mejor tal o cual cosa…”

12)  Las expresiones y palabras de cariño caen bien siempre. No olvide que su amigo/a se siente desolado. Sólo dígale lo que usted siente y trátelo/a con amor.

13)  En situaciones extremas, use su corazón. Ante una mala noticia un buen “mierda” es mucho mejor que enredarse tratando de dar ánimo.

14)  Y, finalmente, si usted es la persona que está viviendo el mal momento, recuerde leer nuevamente este manual, lo que le funcionó mejor no necesariamente es lo conveniente para otro.


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