Sobre la agresividad en línea.




A partir de las ideas de Eduardo. 



...Tu reflexión cae tan bien en este tipo de asuntos principalmente porque es éso. Se nota la pausa previa y el ánimo en calma.  Al menos yo, al leerte, no pienso que tienes los dientes apretados ni contraes los hombros en un estertor que quiere ser sentido del humor y es sólo sarcasmo.

Esa sensación es la que me motiva a mencionar pocos detalles que yo señalaría si esto fuera una conversación de amigos con camisetas imaginarias que dicen: “apuesta por mi buena voluntad” (en algún lado leí una idea parecida).  Es así como lo que debió ser un simple comentario se transforma en perorata:

Ojalá no se pierda el pensamiento que algunos rescatamos del texto de Gabriela, no quiero caer en el juego de colarlo hasta el más fino grano alegando sus fallas de redacción o sus emotividades (que pueden parecer confusas).  En tiempos de yoguis-híperconsumistas, de ecologistas violentos, de tecno-humanistas ¿es tan loco que exista una liberal-conservadora? Yo creo que no. Es una denominación que incluso me parece rica para pasarla por rayos X con los chicos de una clase.

En mí, el texto de Gabriela (no ella, no su TL), remueve un malestar que a menudo me agobia (más de lo que me gustaría) y es la agresividad con la que se suele interactuar en estos medios (twitter, blogs, facebook).  Como si estas plataformas hubieran patentado (no inventado) una forma de soltura, de suspicacia constante, un estilo a la defensiva y otras veces a la ofensiva como sucede en el caso de FYC (que según leí ya no existe como título de sección en gkillcity).  Esa ola de energía que yo percibo juega y se mezcla con la curiosidad de mucha gente que se entusiasma al leer cosas distintas a lo habitual, con la emoción que produce el cuestionamiento de aquello que se da por sentado y se transforma en tuits, frases, artículos con líneas que más bien parecen golpes, burlas de bully, exigencias a comparecer, juzgamientos y muchos, muchos insultos.  Es una corriente general, no es culpa de gkillcity (si hay por allí alguien entendiendo eso).  El problema es que se pega, se hace bandera y así terminamos dando alaridos en 140 caracteres, rompiendo quijadas virtuales, escupiendo (ojalá no a las pantallas), riendo con estertores amargos (ese sarcasmo del que algunos se sienten tan orgullosos), convertidos en batalladores de rencores minúsculos disfrazados de gigantes.  Yo propongo una especie de diálogo interior insoportable cuando se nos escapan líneas corrosivas:  
“-¿desde dónde escribes tú? 
- desde la rabia que me da el puto gobierno y los putos curas y el puto municipio y los putos progres…
- no no, más adentro…”

Como dice Eduardo, el texto de Gabriela no es tan importante (pero cuidado que ya parecemos el profesor Jirafales cuando intenta defender a Don Ramón en público).  
Corrijo la idea: el texto de Gabriela es un credo muy particular, tal vez por eso no genera adhesiones más fuertes y no es necesario que lo haga; sin embargo, sí hizo que unos pocos o muchos (no es cuestión de llevar el número o ¿sí?) digan: "hay una onda, una actitud pesadona que distingo en las redes y me molesta" o que yo, por ejemplo, deje mi cobardía y mi comodidad habitual para arriesgarme a recibir golpes de los que ya huí hace tiempo.









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