Antigüedades: Mad Men

Poco a poco iré pasando textos que he encontrado posteados en otras plataformas. ¿Para qué? pues para nada. Aquí uno sobre Mad Men, del 2015.

He terminado de ver Mad Men.

(gritos y eye-rolls aquí)

Cuando empezó la serie vimos parte de la primera temporada (digo vimos, pues al ser casa de publicistas fuimos instados por muchos a verla como algo lógico). No hubo click. Nos pareció lenta.

Ahora sí, continúo en singular.

Recuerdo que empecé a propagar la teoría de que era una serie para no-publicistas.  Que la gente que conocía al revés y al derecho el ambiente no se enganchaba; y por allí encontraba refuerzos para mi suposición y sus correspondientes excepciones.

Muero. Se me ha removido todo. Desde que puse un pie en esa agencia en 1995. Hasta hoy que, 20 años después, sigo pululando en este planeta al que pertenece mi carrera, mis amigos, buena parte de mis conversaciones y de mi alma. Reconozco a cada Roger, Joan, Don, Stan, Ginsberg, Pete, Peggy;  y sí, me veo en varios también. Salud! por la frustración y la euforia de esta profesión, los bajones y la soledad que están grapadas a la maldición creativa.  La satisfacción y la magia de una idea que encaja y desborda. He pensado también en Mario y en Pato. Y en todos los demás, los que siguen haciendo ese trabajo cada día. Salud! good for you.

Siento también, ahora, lo contrario: que si no sabes los detalles de este negocio; si no te has alimentado con los espíritus de esa historia (Ogilvy, Bernbach, George Lois, Mary Wells, Lee Clow y tantos otros) o si no has tenido, como yo al lado, a un experto que va resaltando y desmenuzando referencias en cada capítulo, la serie en verdad no puede haberte emocionado tanto.

Pero sé que no va por ahí. Hay mucho más y no voy a hablar de lo obvio. Si la amaste, me alegro. Y sí, el mundo de la publicidad es una locura. Y es triste a veces. Y es ingrato. Y es tan corto. Y es maravilloso. Y es nostálgico como nada, como nada. Se nutre de eso. Por eso es mejor verlo al voltear hacia atrás.