AUTO DE AGRADECIMIENTO


AGRADEZCO...


Que soy pesimista de nacimiento y eso me ayuda a no esperar siempre brillantina y fuegos artificiales, me permite ser consciente de mi suerte y de mis "casi prerrogativas" en algunos aspectos. También de la estupidez y la superficialidad a mi alrededor. O sea, me hace INSOPORTABLE pero de una manera consecuente con el mundo en el que vivo.

 

Que aquí estoy, un año más, respirando y oxigenando 99. Con la satisfacción de haber empezado a hacer ejercicio a los 40. Con eso espero que la enfermedad que me aqueje en el futuro me agarre con buen estado físico.

 

Por mis hijos. Por poder vivir esta pasión. Me cuesta hablar de ellos porque siento miedo, son el regalo que no merezco o tal vez la concesión a cambio de algún trato hecho en las alturas. LOS AMO, LOS GOZO, ME MARAVILLO y se los hago saber cada vez que no estoy convertida en Joan Crawford.

 

Que tuve de madre a Matucha y de abuela a Matilde. Las hadas. ¡Señor, la vara es muy alta! ¡pero gracias!

 

Que, hablando del “Señor”, nos llevemos bien. Que la nuestra sea una relación que se forjó a través del intelecto, la práctica, la duda y la zarza ardiendo en el pecho; es decir, como deberían ser todos los amores.

 

Que cuando estamos distantes (tantas veces) y me agobia la incredulidad mi cerebro vuelva a encontrar sentido en su filosofía, en su misterio.

 

Que tengo un umbral del dolor alto.

 

Que todavía escribo, pendejadas como éstas, pero escribo y tengo ganas de hacerlo como antes y en otros géneros y con otros propósitos. Ya vendrá el día. No me presiones, te lo pido por favor.

 

Que mi casa es mi refugio y la cueva que me recarga. Que me gustan los cuadros y las plantas y he podido tener cosas lindas que no me aprisionan. Tal vez, como decía Paul Getty, me gusta mirarlas porque no provocan decepciones.

 

Que tengo la particularidad de poder reírme en momentos de gran desolación y eso me salva pero no me gusta que todos lo sepan. Sólo unos pocos. Yo elijo cuándo y de qué.

 

Uno de ellos es mi psiquiatra, un hombre parco, práctico, casi despiadado que varias veces ha soltado carcajadas cuando yo he estado a punto de comer diablillos. Gracias porque me dice lo que no quiero oír.  Gracias por las risas.

 

Gracias, tal vez, por esta “condición” que me permite ser más comprensiva con otros y molestar menos.

 

Que a un ser tan vago como yo, tan cómoda, tan buena para nada en todo lo que respecta a quehaceres del hogar le haya tocado de compañero un príncipe judío que todo hace, todo soluciona y que con una sonrisa me pasa los controles cuando yo no tengo la culpa de que estén a un metro de mí.

 

Que justo él, con su equipaje y su corazón, sea el padre de E,P&D.

 

Que exista un yerno tan cariñoso y "bien criado" para mi papá.

 

Que me hayan enseñado que "bien criado" significa quién eres, cómo eres y cuánto eres capaz de entregar a los demás en amabilidad, tiempo, inteligencia, empatía, respeto y compasión.

 

Que con esta cabecita de tzantza que Dios me dio, no importa cuánto adelgace jamás se me verá cabezona.

 

Que ansiar y exhibir cosas "de marca" o caras me parece cholísimo. Debe ser un mecanismo de defensa porque nunca pude tenerlas y eso hace que salga muy barato contentarme.

 

Que eso me recuerda que tengo una amiga que insiste en que haga un monólogo sobre las vicisitudes de una aniñada chira en Guayaquil.

 

Que aún hay gente que confía en mí.

 

Que se suman a mi vida amigos de todas las edades que son un aporte delicioso. El destino decanta otras relaciones pero las que llegan doblan el valor. 

 

Y eso también me recuerda que siempre he tenido un gusto exquisito para las amistades. No olvidar que yo fui aquella persona que eligió a dos de sus mejores amigas de la Universidad robando los cuentos escritos en el otro paralelo, leyendo TODOS y separando los dos mejores. De ahí que en mi vida estén Ana Luisa y Tina. Sí, una psicópata.

 

Que me muero por el plátano verde y el maduro y vivo EN ECUADOR. 

 

Que me pasan cosas increíbles, que he tocado la belleza, que tengo hasta ahora una vida riquísima en recuerdos, experiencias y anécdotas con gente tan especial que podría escribir el libro QUE NO VOY A ESCRIBIR TE ROGUÉ QUE ME TUVIERAS PACIENCIA.

 

Que tengo un padre al que pude chochar un tiempo precioso en mi casa hasta que se fracturó la cadera y el brazo mientras yo lo cuidaba y reconstruía mi pasado con él.  Still processing…

 

Que no tengo que preparar mis propios alimentos ni los de nadie.

 

Que la gente, la especie humana me despierta una atracción que no decae con los años. Que todavía siento "que hay que quemar el cielo si es preciso por vivir, por cualquier hombre del mundo, por cualquier casa".

 

Que puedo usar esas referencias y no soy guerrillera ni comunista; pero no me tientes. Si me hablas con la papa en la boca o piensas que “los pobres son pobres porque quieren”, seré "la progre que trabajaba con Nebot" y a mucha honra.

 

Por esos años que contribuyeron a definir quién soy.

 

Por mi infancia de canciones, juegos y libros con mi hermano Andrés. 

 

Por mis hermanos.

 

Por el hecho de que mi pasión sea el lenguaje en un universo constituido por palabras.

 

Porque tengo una cama que es mi reino.

 

Porque duermo y las cosas pasan. Y lo que no pasa, lo asumo.

 

Que mi madre tuviera claro que para criticarme implacablemente ya estaba yo.

 

Que no hay líneas suficientes para ella. 

 

Gracias por sus intuiciones, por ser tan amorosa, por equilibrar su vida de formas que aún no logro entender. Por enseñarme a ser la mamá de P&D. Por adorarlos tanto como yo.

 

Por seguir viviendo en mí.

 

Gracias por Caetano Veloso.

 

Por haber tenido una suegra que me mostró con delicadeza cómo actúa una suegra brillante. 

 

Gracias por tantas mujeres sabias en mi vida. Gracias por María.

 

Por el pescado y la guayaba.

 

Por el sol y el calor. 

 

Por ciertas heridas.

 

Por mis alumnos y los cientos de relámpagos que me hicieron sentir "también soy una maestra".

 

Por los postres de chocolate, menos los de textura gelatinosa.

 

Porque logro entender cosas importantes (siempre y cuando no tengan números).

 

Porque tengo habilidades varias y hasta creo que podría haber estudiado medicina aunque me tocó descubrirlo a las malas.

 

Por Tomás Eloy Martínez.

 

Por la forma en que disfruto la música.

 

Por la música.

 

Porque si “esta niña para la que tenían grandes expectativas" no llegó a ser la Directora de Unicef o no montó el Plaza Sésamo ecuatoriano; o, si esta mujer madura se cansa y hace una pausa o no logra continuar su carrerita pomposa, ya ha tenido mucho más de lo que cabe aquí por agradecer.


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